Tengo un enjambre de abejas en casa ¿Qué hago?
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En esta nota desarrollamos un tema tan importante para la apicultura como es la polinización. Y estudiamos en detalle la polinización de la flor de alfalfa y el manejo de las colmenas para la polinización de dicha flor
Los trabajos de polinización realizados hasta el momento en la Argentina demuestran que la abeja necesita de un manejo especial como agente polinizador. La realización de este boletín surge ante la necesidad de hacerles llegar al apicultor y al productor de semillas de la región algunas normas básicas surgidas de aquellos trabajos.
La polinización ocupa un lugar importante entre los factores que influyen en los rendimientos cualitativos y cuantitativos de los cultivos destinados a la producción de frutos y semillas.
El grado de floración de un cultivo para la producción de semilla puede dar una idea errónea de su futuro rendimiento. Puede existir una floración abundante y ser escasa la producción de semilla; tal situación se denomina comúnmente “corrido de la flor” y evidencia, entre otras causas, una falta de polinización.
En la naturaleza, el transporte de polen de una flor a otra se realiza por un gran número de agentes polinizadores, entre los que podemos citar a los insectos. El uso indiscriminado de insecticidas, el predominio del monocultivo y otros factores han hecho desaparecer un gran número de especies que, naturalmente, habitaban en la provincia. El hombre no tiene, por ahora, posibilidad de control sobre la mayoría de ellos.
Descripción de los elementos intervinientes en la polinización
Para poder comprender cómo y para qué se producen la polinización y la fecundación, debemos conocer cada una de las partes intervinientes: la flor y los agentes polinizadores. Su manejo eficiente es primordial para obtener buenos resultados en la producción de semillas.
La flor
Como los animales, las plantas tienen sexos, que se encuentran ubicados en la flor; en ella, se cumplen todos los pasos de la reproducción. En el caso de la alfalfa, la estructura de la flor es particular y corresponde a la estructura floral de las leguminosas.
Partes de una flor
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Estigma: es el extremo ensanchado del estilo, que tiene la misión de secretar una sustancia pegajosa, en la cual queda adherido el grano de polen.
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Estilo: es una columna de tejidos delicados que se ubica sobre el ovario.
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Ovario: receptáculo carnoso donde se encuentra el óvulo (elemento sexual femenino).
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Antera: saco donde se encuentran ubicados los granos de polen (elemento sexual masculino).
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Estambre: columna que tiene la función de portar la antera.
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Pétalos: estructuras vistosas que sirven como atractivo para los polinizadores.
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Nectarios: órganos encargados de la secreción de una sustancia azucarada, llamada néctar, fuente de azúcares para los insectos.
Los perfumes y concentración de azúcares varían según la especie o variedad de la flor, las condiciones ambientales y la disponibilidad de agua, entre otros factores.
La flor de alfalfa presenta ambos sexos —masculino y femenino— en la misma flor, por tanto, es hermafrodita. Las estructuras de las partes masculinas y femeninas forman lo que se denomina “columna estaminal”, que se encuentra conformada por la agrupación de los estambres y el estilo. En la parte superior, se encuentran las anteras y el estigma. La columna estaminal se encuentra encerrada entre dos pétalos unidos, llamados “quilla”.El pétalo más importante, que le da volumen a la flor, tiene el nombre de “estandarte”.
Ya descriptas las partes de una flor, nos queda por hablar sobre dos temas muy ligados entre sí y que son el resultado esperado por el productor de semillas: la polinización y la fecundación.
La polinización se define como la transferencia del grano de polen de la antera hasta la superficie del estigma. Según donde ocurre, se puede clasificar de la siguiente manera:
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Autopolinización: cuando la transferencia del polen se realiza en la misma flor.
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Polinización cruzada: cuando la transferencia del polen se realiza de la antera de una flor al estigma de otra del mismo pie o de otro distinto.
El hecho de que una flor sea hermafrodita (dos sexos en una misma flor) no supone que haya autopolinización. En la naturaleza, esta fracasa en un gran número de casos, y se observan dispositivos complejos, tanto de carácter anatómico, genético y ecológico, que impiden la autopolinización. En general, la polinización cruzada predomina sobre aquella.
En el caso de la alfalfa, el hecho de que los componentes sexuales se encuentren encerrados dentro de la quilla hace imposible la polinización cruzada. Naturalmente, se puede producir autopolinización dentro de la quilla, pero es un porcentaje mínimo y se puede conocer ese porcentaje de autopolinización porque la vaina (carrete) tiene de una a dos semillas.
La fecundación
Cuando el polen queda depositado en el estigma, se produce la germinación, debido a la humedad que ahí existe. Emite un brote (tubo polínico), que penetra en el estilo hasta llegar al ovario, donde se une con el óvulo y forma la semilla, que es el resultado final de ese proceso.
La importancia de la semilla
En primer lugar, la semilla asegura la perpetuación de la especie. En aquellas plantas donde la multiplicación comercial es por vía sexual, la obtención de una buena semilla nos asegurará una producción de calidad: por ejemplo, cebolla, alfalfa, melón, etc. En segundo lugar, existe una serie de sustancias producidas por las semillas, las cuales hacen desarrollar el fruto en forma uniforme y de un tamaño adecuado para su comercialización. El ejemplo típico lo vemos en el peral, que presenta frutos deformes cuando la formación de semillas no es normal.
Buen cuaje en la alfalfa
Cuando existe un mal cuaje en la alfalfa, se observan carretes con autopolinización. Entre la polinización y la fecundación, hay una relación biológica muy estrecha, pero de una dependencia variable según la especie y, en algunos casos, la variedad de que se trate.
Algunas plantas no presentan dificultades en la polinización y la fecundación. Los elementos sexuales están juntos y permiten la autofecundación (por ejemplo, en el poroto, el tomate y otros). Hay especies frutales como el manzano, el peral y el ciruelo, que dan frutos por autofecundación, pero no los suficientes para producir una cosecha comercial, ya que son parcialmente autofértiles. Necesitan variedades polinizadoras para mejorar su producción y el agente polinizador para el trasplante del polen.
En algunas leguminosas, como la alfalfa, y en varias crucíferas, como el repollo, se presentan casos de incompatibilidad parcial. Los rendimientos de estos cultivos se ven favorecidos en cantidad y en calidad al incorporar polinizadores.
En todos los casos citados donde se requiere la presencia de polinizadores, la naturaleza ha provisto a la planta de flores vistosas, además de otros atractivos, como las glándulas nectarinas.
Los agentes polinizadores
Son los vehículos que usa el grano de polen para trasladarse desde su lugar de formación en la antera hasta el estigma.
En nuestro país, las abejas tienen una gran importancia, ya que nos brindan la posibilidad de efectuar sobre ellas un adecuado manejo que permite asegurar su presencia en el momento oportuno. Además, el atractivo que brindan las flores a los insectos nos asegura que serán visitadas por ellos.
Se han realizado experiencias en el INTA San Juan con la utilización de abejas cortadoras de hoja (Megachílidos) que provocaron muy buenos resultados, pero el manejo es complejo para el productor semillero.
El néctar y el polen
Los insectos colectan el néctar como fuente energética para su desarrollo y también como reserva para la época de escasez. El polen producido por los órganos masculinos de la flor contiene todo los elementos para constituir un nuevo organismo. Es recolectado por los polinizadores como única fuente de alimentos para sus crías (pan de las abejas), que es almacenado para alimentarlas.
Un buen manejo de polinizadores debe estar dirigido para incrementar el número de crías con el objetivo de aumentar la recolección del polen. Algunas especies, como la alfalfa, presentan un polen poco atractivo para la abeja.
En el intercambio del polen, la abeja melífera cumple un rol muy importante, al ser uno de los únicos insectos polinizadores capaz de ser manejado por el hombre con relativa sencillez.
Importancia de la polinización en la producción de la semilla de alfalfa
La alfalfa es una especie hermafrodita, pero las semillas resultantes de la autofecundación son escasas y, en general, las plantas provenientes de estas semillas son poco vigorosas.
Cuando la polinización es cruzada, se obtiene un mayor número de semillas por vaina, y las plantas tienen mayor vigor y resistencia a los factores adversos para su desarrollo. Para obtenerla, la polinización con insectos debe ser realmente efectiva. El trabajo del insecto en la flor de alfalfa se denomina “desenlazado”.
Desenlazado de la flor
Para que se produzca la fecundación a través de la polinización cruzada, es necesario que se libere la columna sexual de cada una de las flores. Este proceso se denomina desenlazado y se produce cuando, por algún mecanismo, se hace presión en el fondo de la flor. Esto ocurre, por ejemplo, cuando un insecto presiona con su cabeza o su aparato bucal en busca del néctar secretado en la base de la estructura floral, donde se encuentran los nectarios.
Al producirse el desenlazado, la columna sexual golpea en la parte inferior de la cabeza del insecto y deposita el polen allí. Al visitar otra flor, que debe estar desenlazada, el insecto deposita esos granos de polen en el estigma de la última flor visitada. De esta manera, se transfieren de una flor a otra y se produce lo que se denomina polinización cruzada.
El proceso de desenlazado le produce a la abeja un efecto de rechazo o molestia, que la lleva a aprender a succionar el néctar sin presionar en el fondo de la flor. Es necesario, en consecuencia, asegurar una mayor y permanente cantidad de abejas nuevas que garanticen el desenlazado.
Manejo de las colmenas para la polinización de la alfalfa
En un lote para la producción de la semilla de alfalfa, las colmenas deben manejarse con el único objetivo de obtener semillas, no miel. La diferencia se establece porque, para la producción de miel, se debe colocar un número reducido de colmenas por hectárea y se limita la cámara de cría por medio de la rejilla excluidora.
Esto provoca que, cuando se produce el flujo de néctar que brinda la alfalfa, las abejas reducen el área de cría. A medida que emergen las crías, las celdas vacías se llenan con miel inmediatamente. No hay hambre de polen; por lo tanto, las recolectoras prefieren el néctar y, de esa forma, desenlazan menos flores.
Este manejo de las colmenas generalizado en la zona contribuye a una polinización ineficiente. Al mismo tiempo, la floración de gran cantidad de malezas junto con la alfalfa crea un problema de flora competitiva negativo para la polinización de esta planta.
La acción polinizadora de la abeja melífera en la alfalfa se rige por las siguientes técnicas:
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Colonias fuertes y en buen estado sanitario
La fuerza de una colonia se mide por la superficie cubierta con la cría, los panales que están con cría y el número de panales cubiertos con abejas. Una colmena fuerte, según un parámetro de la polinización, es la que extiende la producción de crías más allá de la cámara de cría, es decir, que excede la capacidad de un cuerpo entero o, mejor aún, de dos cuerpos.
Cuando se ingresa la colmena en el lote para polinizar, se debe disponer de seis a ocho panales con cría, abarcar cuatrocientos cincuenta (450) centímetros cuadrados por panal y contar con un espacio disponible para la postura de la reina.
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Colmenas recolectoras de polen
Esto se logra con un elevado porcentaje de crías abiertas en la cámara de cría. La trampa de polen puede crear un “hambre de polen” relativo, pero solo por un par de días, ya que la abeja logra pasar con su carga a través de la trama.
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Reina vigorosa y con gran capacidad de postura
La postura no debe ser restringida en ningún momento con el uso de la rejilla excluidora, cuyo uso no se debe permitir mientras las abejas permanezcan en el semillero.
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Provisión de miel
Debe existir una buena provisión de miel en la colonia, ya que una crianza intensa demanda un mayor consumo de miel. No se debe descuidar este aspecto porque, en cultivos densamente poblados de abejas, es probable que falte néctar. Si este fenómeno se produce, deberá recurrirse a la alimentación artificial con jarabe (dos partes de azúcar por una de agua o jarabe de fructosa).
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Evitar el bloqueo de la cámara de cría
Las abejas realizan la recolección de néctar y lo almacenan en los marcos laterales de la cámara de cría. Esto puede tener como consecuencia el “bloqueo” de las cámaras y restringir, de esta manera, el área de postura de la reina. Por lo tanto, las revisiones y el reemplazo de los marcos con miel, por labrados o con cera estampada, ejecutados en forma sistemática, son imprescindibles. De esa manera, se soluciona esta situación, y se mantienen superficies libres para que la reina deposite sus huevos.
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Momento para instalar las colmenas
La colocación de las colmenas en el campo se decide cuando existe un 10 a 15 % de floración. En este momento, la parcela que debemos polinizar muestra un color azul. Si instalamos las colmenas cuando la floración es escasa, debemos comenzar por colocar dos o tres y aumentar paulatinamente su número hasta llegar al total previsto.
Si las colmenas se colocan después del grado de floración ideal, favoreceremos la radicación del polinizador en el semillero, pero perderemos producción de semillas cuando abortan las flores que se abrieron antes de la llegada del polinizador.
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Ubicación de las colmenas
La ubicación de las colmenas en el campo se hará según la comodidad del productor, pero sin descuidar estos detalles fundamentales:
– Colocar las colmenas orientadas hacia el cultivo.
– Distribuirlas alrededor del campo o en callejones intermedios.
– Agruparlas de a diez para evitar el incremento de la agresividad cuando se las revisa. – Recordar que la distancia máxima que la abeja debe recorrer no puede ser mayor de ciento ochenta metros. Esta distancia favorece la efectividad de la abeja.
– Ubicar las colmenas en zonas no inundables y de fácil acceso. En la provincia de San Juan, es recomendable que la piquera no quede orientada al sur para evitar el daño de los vientos predominantes de ese sector.
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Cantidad de colmenas por hectárea
El número depende de la cantidad de flora competitiva del lugar, ya que la relación es directa: cuanto mayor es la flora, mayor es el número de colmenas. En el cultivo, debemos asegurar de diez a doce abejas por metro cuadrado, lo cual se logra con ocho a diez colmenas por hectárea.
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Rotación de las colmenas
Las colmenas se deben cambiar de ubicación, siempre y cuando la distancia por recorrer supere los dos mil metros. Otra alternativa sería disponer de suficiente cantidad de colmenas como para renovar en su totalidad las ya ubicadas en el cultivo. Esta rotación debe realizarse cada diez a doce días, pero puede obviarse si se agregan algunas colmenas más por lote.
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Este es uno de los puntos más importantes que el productor de semillas deberá cuidar. En lo posible, no aplique plaguicidas cuando el cultivo está en floración porque la perjudica, además de que extermina gran cantidad de abejas.
Cuando sea imprescindible la aplicación de agroquímicos, se hará durante la noche para evitar asperjar el producto sobre las abejas, ya que provocará su muerte. Use productos de baja toxicidad para las abejas y evite hacer aplicaciones cuando no sea estrictamente necesario.
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Procedencia de las colmenas para la polinización
Las colmenas necesarias para la obtención de buenos rendimientos en la producción
de la semilla de alfalfa pueden ser propias o alquiladas. Si las colmenas son propias, es necesario contar con personal capacitado para su atención y una infraestructura tal que permita el aprovechamiento complementario de la miel. Lo más aconsejable es que el productor de semillas alquile las colmenas, ya que el apicultor cuenta con toda la infraestructura que encarecería enormemente la puesta en marcha del semillero.
Si se alquilan las colmenas, es necesario recordar lo siguiente:
– La actividad o negocio del apicultor es la obtención de miel. Para lograr una buena polinización del cultivo, se debe saturar el campo con abejas y, en esas condiciones, la producción de miel disminuye sensiblemente. Esto tiene una relación directa con el número de colmenas que se colocarán en el campo y es el punto más crítico en el costo de la polinización.
– Una colmena preparada para polinizar necesita mayor atención que una para producir miel.
– Los gastos de transporte dependerán de la distancia al semillero y es el segundo ítem en importancia en los costos.
Por lo antes señalado, es necesario retribuir al apicultor con el pago de un canon de alquiler. En general, los pagos se efectúan sobre la base de la cantidad de miel promedio que cada colmena produciría en condiciones normales, o sea, para nuestra zona, serían de quince a veinte kilogramos de miel. En algunos casos, deberán sumárseles los gastos de manejo y de transporte. Se abona el 50 % al llevar las colmenas al lugar, y el 50 % restante, al finalizar el trabajo.
En la medida en que haya resultados comparativos y exista una sólida confianza entre los productores de semillas y apicultores, podrán existir otros tipos de arreglos.
El productor de semillas debe asegurarse una cantidad suficiente de colmenas, y el apicultor, consciente del convenio o contrato establecido, debe realizar un manejo efectivo para obtener una buena polinización del cultivo. Si esta transacción es exitosa, más apicultores incrementarán sus colmenas, más productores de semillas buscarán esas colmenas, y ambos saldrán beneficiados.