Tengo un enjambre de abejas en casa ¿Qué hago?

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Tengo un enjambre de abejas en casa ¿Qué hago?

Tengo un enjambre de abejas en casa. ¿Qué hago?

Ante tantas consultas de nuestros lectores respecto de este tema, entrevistamos a Santiago Carnevale (docente de la Sociedad Argentina de Apicultores y miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Apicultores) para que nos explique qué debemos hacer si tenemos presencia de abejas en nuestras casas

Estamos dialogando en Infomiel.com con Santiago Carnevale. Seguramente, muchos de los productores apícolas que visitan el sitio con asiduidad lo conocen, pero esta entrevista también está dirigida al público en general, al que ve, al que lee, al que visita Infomiel.com y que no tiene nada que ver con la apicultura. Santiago, muy buenas tardes.

Buenas tardes, Federico, a vos y a toda la gente de Infomiel.

 Gracias por atendernos, Santiago. Me gustaría que te presentes ante la audiencia.

Soy apicultor ya desde hace algunos años, integrante del cuerpo docente de la Sociedad Argentina de Apicultores y miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Apicultores, pero, sobre todo, soy un productor más, un apicultor más, alguien a quien le gusta andar metido en el medio de las colmenas y de las abejas por sobre todas las cosas.

Hemos recibido muchas consultas, fundamentalmente en esta época del año, sobre los enjambres en zonas urbanas. ¿Qué es un enjambre y por qué a veces se desarrolla en la ciudad, en zonas urbanas?

Un enjambre es la forma natural que tiene la colmena de reproducirse. Todos los animales saben cuando llega el momento de la reproducción, que, frecuentemente, ocurre en la época de la primavera.  Las colmenas comienzan a desarrollarse cuando empieza a haber mayor flujo de néctar en las flores, y, cuando hay un exceso en la cantidad de habitantes dentro de la colmena, una parte de ella decide enjambrar. Entonces, se va la reina con aproximadamente el 60 o 70 % de los habitantes que tiene la colmena madre. En ese momento, quizá veamos volar en círculos una bola inmensa de abejas, en cuyo centro está la reina. Esta bola se va a posar en una rama, en la punta de un palo, en un alero, en cualquier lugar a la intemperie, y desde ahí va a empezar a mandar a sus exploradoras a buscar una nueva vivienda. Normalmente, nuestras abejas, las apis mellifera, no hacen su vivienda a la intemperie o al aire libre, sino que buscan lugares propicios, que pueden ser los más inverosímiles. Dentro de la zona urbana, que es a lo que vos te referías en la pregunta, puede ser una chimenea o una ventilación de las casas viejas, como las casas de adobe o con paredes de cuarenta y cinco centímetros de espesor, que tenían unos tubos dentro de la misma pared con los que se ventilaban los bajo pisos de madera de las habitaciones. Esos son algunos de los lugares favoritos de las abejas para establecerse y formar una nueva colonia. Ahí se desarrollan, acopian nuevamente sus alimentos —que son tanto la miel como el polen—, arman una familia y, al año siguiente, vuelven a enjambrar. Y cabe destacar que, dentro de la zona urbana, se producen mucho más enjambres que en el campo, donde existen los apiarios, porque el apicultor controla sus colmenas y evita que hagan enjambre. Esto es así porque, como dije al principio, la colmena se queda con un 30 o un 40 % de habitantes y, por lo tanto, esa colmena no nos va a ser redituable ese año. Entonces, lo que hacemos normalmente en el campo con nuestros apiarios es controlar que las colmenas no se enjambren.

Perfecto, me quedó claro, Santiago, pero quiero hacerte una pregunta de alguien que no sabe de apicultura, que puede ser cualquiera que esté leyendo este reportaje en nuestra página. En la zona urbana, cuando hablamos de un enjambre que, según tus palabras, está formado por el 60 o 70 % de la colmena, junto con la reina vieja, y busca un lugar donde posarse hasta que la exploradora encuentre su nueva casita, su nuevo hábitat, ¿es porque hay una colmena como la que usa un productor profesional como vos? ¿Esa familia apícola está viviendo dentro de una colmena como las que conocemos o en algún otro sitio?

 No, está viviendo en otro sitio. Como te dije antes, puede ser una chimenea, un tanque de combustible abandonado en una terraza, un bidón de agua abierto, cualquier lugar donde puedan haber entrado y armado una familia ahí dentro. No son colmenas de productores. Seguramente, no descarto que algún muchacho debe de tener alguna colmena en la casa. Sin embargo, en realidad, son colmenas naturales que están metidas dentro de un agujero en una pared o de un hueco de un árbol, o, como ya te dije, en algún lugar abandonado en una terraza al que nunca nadie le dio importancia, pero donde la abeja se instaló y armó su familia.

Podemos decir, Santiago, que hay abejas en casi todos lados. Es probable que, donde haya un recipiente para residuos o una latita de gaseosa ya consumida, se acerque una abeja. Asimismo, si se observa bien, existen abejas donde hay ciertas floraciones en esta época del año. Es decir, la abeja está en todos lados.

La abeja está en todos lados e, incluso, dentro de las ciudades está mucho más resguardada de los agroquímicos que se echan en el campo, que son los que están espantando a las abejas de las zonas rurales. Dentro de las ciudades, no se fumiga, y las abejas están mucho más cómodas. Por supuesto que en una latita de gaseosa no van a formar una familia, no se puede llegar a formar una colonia. Sí va a ir a libar del producto azucarado que había dentro de la latita, y que, por supuesto, a la abeja le llama la atención.  Si observamos bien, veremos que, ahora, por ejemplo, hay enjambres; pero, en marzo, cuando ya terminó la temporada apícola, si vamos a una verdulería, veremos que todas las frutas que están a la venta tienen abejas pegadas. Esto es a la inversa de lo que sucede al principio: es el final de la oferta floral, y la abeja va a sacar néctar de las secreciones que tienen las frutas, por tanto, si vamos a cualquier verdulería de la ciudad de Buenos Aires en marzo, encontraremos abejas en cualquier fruta: en un durazno, en la uva, en lo que sea. Siempre hay abejas dentro de la ciudad. Es más, los apicultores nos subimos al vehículo con el equipo de apicultor, y ese olor queda impregnado en el auto; muchas veces, paramos, estacionamos y se nos meten abejas dentro del vehículo porque sienten olor a colmena, a abeja.

Santiago, ahora quisiera preguntarte si un enjambre ataca al ser humano.

No, para nada. Y si vamos a hilar más fino, el que ataca al enjambre es el ser humano.  La abeja no ataca. La abeja se defiende cuando uno entra en su hábitat o en su medio. El enjambre en sí es el que menos riesgo ofrece de picar a la gente porque, cuando la colmena decide enjambrar, esa cantidad de abejas que se van se llenan el buche melario de miel. Esto ocurre porque tienen que salir, ir a buscar un nuevo lugar y construir una nueva vivienda. Para eso, necesitan la energía que les proporciona la miel. Entonces, se llenan la panza o el buche melario de miel, y eso impide que la abeja se arquee y pueda llegar a aguijonear. La abeja aguijonea cuando puede arquear el abdomen y apuntar hacia el brazo, la mano, el dedo o la cabeza del que ande cerca. Por lo tanto, uno puede estar tranquilo caminando, metido en el medio de un enjambre, y la abeja no te va a tocar para nada, va a seguir volando. Tal vez, te golpee en la cabeza porque se tropieza con vos, pero no pica. La abeja en estado de enjambre no ataca ni pica. Quiero decirlo una vez más: la abeja no ataca; la abeja se defiende.

Queda muy claro, Santiago. Por ejemplo, si tengo un enjambre en el patio o en la chimenea de mi casa o enfrente, o donde sea, ¿puedo llamarte?  

Sí, sin ningún problema. El tema es, como dije antes, saber bien si es un enjambre o una colonia instalada. El enjambre es un montón de abejas colgando de la punta de una ramita, de un alero, de un banquito o del respaldo de una silla. Cuando vemos que entra y sale de una chimenea, ya es distinto: eso es una colonia instalada, es una familia conformada, es una colmena propiamente dicha.

Ahora bien, para un caso o para el otro, sea un enjambre o una colmena instalada, vos podés ir. ¿Se te puede llamar por teléfono? Podés darlo si querés hacerlo. ¿Es un trabajo que se cobra, Santiago?

 Exactamente. Es un servicio que se brinda porque demanda un traslado desde donde me encuentro hasta donde llama la gente para ir a retirar el enjambre. Normalmente, demanda bastante tiempo; no es tan fácil, no es tan sencillo. Si llega a ser una colonia instalada, el trabajo es mucho más extenso, por ende, demora más. En realidad, es tiempo que le resto al mantenimiento o a la atención de las colmenas propias, que son las que en este momento también están en esas condiciones, y que no podemos desatender. En realidad, yo brindo un servicio para retirar un enjambre o una colonia instalada por el temor de la gente a tener las abejas cerca. Si la gente no les tuviera miedo, podría dejar vivir a las abejas tranquilamente en su colonia natural, en su lugar, sin ningún problema. Pero, muchas veces, existe temor o hay casos de gente picada por las abejas que hacen que nos llamen para que las vaya a retirar. Me pueden llamar a mi celular: 011-4024-3381, o me pueden escribir a mi correo: sg.carnevale@gmail.com.

Santiago, ¿por qué se dice que la persona que lo retira, en este caso vos, se está llevando una colmena que va a poner en producción rápidamente? ¿Es así el tema?

No, en realidad, no es así. Tanto un enjambre como una colmena que se retira lleva después un trabajo bastante extenso en el campo porque debemos hacer que esa abeja se adapte al tipo de colmenas que nosotros utilizamos y no a las naturales, como están habituadas ellas. Eso lleva aproximadamente un año y medio de trabajo, o sea que la colmena que hoy retiramos de una pared demandaría aproximadamente un año y medio de trabajo, siempre y cuando se adapte a la nueva vivienda que se le proporciona y que se puede llegar a desarrollar. Muchas veces, vamos y retiramos colonias ya conformadas y, cuando llegamos al campo y las queremos poner dentro de las colmenas, hubo accidentes, aplastamientos, cosas normales que pasan, pero la reina y muchas abejas que había ya están muertas. Muchas veces, inclusive, la gente las fumigó previamente y no nos los dice, y eso también va en contra porque la colmena ya está contaminada y tiene problemas. Por consiguiente, a veces, uno va y hace el trabajo, y ni siquiera después de un tiempo esa colonia prospera, sino que, por el contrario, fracasa cualquier intento de que esa colonia se salve. A nosotros nos llaman como último recurso, después de que intentaron hacer todas las cosas habidas y por haber para sacar lo que estaba ahí adentro. En ese momento, deciden llamar al que sabe, pero, quizás, ya metieron la pata.

Santiago, seguramente más de uno va a reconocer tu nombre o va a recordar tu cara porque hace muy poquitos días, en el noticiero central de Telefe —casi a las nueve de la noche— hubo un informe donde vos y Leonardo Bori (otro apicultor muy conocido, de una familia de apicultores de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires), entrevistados por Paula Álvarez en los estudios del canal, le contaban al público por qué se están perdiendo las abejas. ¿Me podés responder esa pregunta para nuestra audiencia?

Lamentablemente, como dije antes, las abejas en la ciudad, en la zona urbana están protegidas de los agroquímicos. El campo, por el sistema actual de producción de alimentos, se fumiga permanentemente con agroquímicos —que, antes, irónicamente, llamábamos “agrotóxicos”—. En realidad, los agroquímicos no son nada más que insecticidas, y la abeja es un insecto; como tal, se ve afectada. Actualmente, inclusive, existen semillas que ya se plantan con el insecticida adentro; para empeorar las cosas, son productos que producen adicción, por tanto, cuando la abeja va a libar el néctar de esa flor, se vuelve adicta a ese néctar, que está contaminado. Es una pena que el sistema de producción tan intensivo haya llegado a este punto; esta es la causa de que haya menos cantidad de colmenas y de que las abejas no tengan ni siquiera donde ir a libar néctar porque otro de los productos que se utilizan —el glifosato— mata todas las hierbas, pastos o pasturas naturales. Deja el campo pelado para, después, sembrar soja, que es un producto que necesita que no haya competencia para poder desarrollarse. Las abejas tampoco tienen dónde libar porque se saca toda la maleza natural del campo para que solo nazca la predeterminada. Por lo tanto, la desaparición de las abejas tiene dos causas: la utilización de insecticidas o plaguicidas y el uso de herbicidas, que eliminan la flora natural de la zona, donde las abejas van a libar.

Santiago Carnevale, gracias por estos minutos para Infomiel.com.

No, por favor, al contrario. Gracias a vos y a Infomiel.com.