El uso del suelo y los polinizadores

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El uso del suelo y los polinizadores

El sur de Santa Fe se caracteriza por sistemas productivos mayoritariamente dedicados a la obtención de granos. Los principales cultivos se restringen a soja, trigo y maíz. De los cuales, dos de ellos son estivales y uno invernal, como el trigo. En los últimos años se avanzó en la incorporación de cultivos de servicio durante el invierno. La misión principal de estos últimos no está vinculada directamente a la obtención de un producto para comercializar, si no al control de malezas, mejorar la condición física, química y microbiológica del suelo, entre otros propósitos.

El panorama planteado de gran simplificación productiva-ambiental podemos analizarla más minuciosamente en el corazón del sur de Santa Fe, como es el departamento Caseros. Los cultivos predominantes durante la temporada estival son soja y maíz, muy por detrás vienen otras especies cultivadas y usos del suelo. La proporción exacta de estos podemos observarla en el gráfico 1. Los datos de superficie sembrada se basan en información publicada por la dirección de Estimaciones Agrícolas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (https://www.magyp.gob.ar/sitio/areas/estimacio nes/). Se observa que al sumar la superficie de soja y maíz, los mismos utilizan el 87% del suelo del departamento Caseros en la época estival. Los cálculos del área urbana provienen de http://rafaela.inta.gov.ar/mapas/capacidad_productiva/index.htm. Estos últimos valores, probablemente estén ligeramente subestimados, por lo dinámicas que son estas zonas. El área periurbana, fue determinada como el espacio comprendido entre la planta urbana y 500 metros, de las localidades del departamento Caseros. En estas zonas conviven usos diversos y es donde se están produciendo cambios importantes. Si bien, esta última área puede estar cubierta con los tres cultivos mayoritarios de la región, la clara tendencia es a diversificarse. Ya sea por estrategias vinculadas al manejo de los cultivos, como por el establecimiento de producciones de alimentos para el consumo local o regional.

 

El predominio de escasos cultivos en el Departamento, no ha cambiado en las últimas 10 temporadas, como vemos en el gráfico 2. La línea negra marca la tendencia para los años analizados y muestra un crecimiento, casi imperceptible, de la superficie ocupada de los dos cultivos mayoritarios. Por ello, podríamos asumir que se ha mantenido sin cambios significativos.

 

La fuerte simplificación de estos ambientes afecta el hábitat de especies con su consecuente disminución y desaparición de algunas de ellas. Las mismas pueden cumplir importantes funciones como son secuestro de carbono, polinización, control de plagas, entre otras. El 75% de las especies cultivadas que se utilizan para la alimentación dependen de la polinización por insectos (Klein et al., 2007). En Argentina el 74 % de las especies cultivadas tienen diferentes grados de dependencia de los polinizadores. Frente a los efectos del uso del suelo actual, es uno de los servicios ecosistémicos más afectados respecto a otros (Oliver et al., 2015) y difícilmente puede ser compensado. Esto es demostrado en diferentes lugares del planeta en cuantiosos estudios.

En la abeja Apis mellifera, la influencia de las condiciones ecológicas-ambientales pueden relativizarse por la intervención del hombre para su proliferación. A pesar de ello, las colonias han mostrado grandes restricciones para sobrevivir y ser productivas a escala económicamente rentable. Con mayor frecuencia la nutrición de las colmenas debe ser asistida en forma artificial para mantenerlas saludables. Los rindes de miel reflejan el deterioro ambiental progresivo, con reducciones cercanas a 2/3, en los últimos 30 años. El principal cultivo de la región, la soja, es una especie autógama. A pesar de ello, se ha demostrado que insectos polinizadores mejoran la producción de semillas en diversas variedades, tanto en cantidad como en calidad de las mismas (Santos et al, 2013). Chacoff et al. (2010) muestran la dependencia de polinizadores en la agricultura Argentina y refieren la mejora moderada en el rendimiento de la soja. Si bien, deben realizarse estudios sobre las diferentes variedades y su interacción con el ambiente e insectos polinizadores, hay un claro beneficio en la producción de granos del cultivo. La soja con más del 70 % de la superficie de suelo utilizada en el área analizada es beneficiada por las abejas. En este artículo no incorporamos al análisis las técnicas utilizadas en el manejo tradicional del cultivo, que pueden ser nocivas para las abejas, como es el uso de plaguicidas. El centro de nuestro objetivo es comprender algunos efectos del monocultivo. La razón radica en que la nutrición es la base de la salud de Apis mellifera. La reducida diversidad de flora ocasiona una dieta escasa y desequilibrada que repercute en la supervivencia de esta y otros insectos. A partir de allí, otros estresores de las colmenas como xenobióticos y patógenos amplifican su daño.

Los insectos polinizadores son valorados por la comunidad en forma creciente pero, concretamente no se los incorpora en los criterios para administrar los sistemas productivos. En términos generales, se puede aconsejar un mínimo de un 20% de la superficie cultivada con flora adecuada para dar posibilidades alimentarias y de nidificación a diversos polinizadores y lograr un servicio adecuado. Por ello, conservar los hábitats naturales, manejar los seminaturales (los bordes de los cultivos) y promover, en general, la diversificación del paisaje agrícola con mayor variedad de cultivos (Garibaldi et. al, 2012). Estos espacios pueden diseñarse tanto a nivel de lote, zona o región. En la provincia de Santa Fe está vigente una resolución interministerial que prohíbe la utilización de cultivos agrícolas de las banquinas de rutas provinciales. Estas tierras públicas pueden funcionar como corredores de biodiversidad junto a espacios de la vera de alambrados, vías férreas, o bien el planteo de sistemas productivos con una concepción integradora, como son las prácticas agroecológicas entre las numerosas alternativas que pueden aumentar la diversidad. Finalmente, más allá de iniciativas aisladas, estamos lejos de considerar los beneficios que brindan estos insectos como parte del sostén de redes tróficas en los ecosistemas. Por ello, es importante que pongamos en agenda a los polinizadores a la hora de pensar el uso que le daremos al suelo. Incorporando prácticas a diferente escala, que nos permitan un ambiente diverso y para todos.

 

Fuente: INTA