Medicina Natural: Apitoxina

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Medicina Natural: Apitoxina

La Apitoxina, el veneno de las abejas como parte de la medicina natural y al servicio de la belleza.

Los que hayan sufrido la picadura de abeja sabrán que el mal rato que se pasa no es para deseárselo ni al peor enemigo. Dolor, enrojecimiento de la piel, hinchazón de la zona…

Y eso si el que sufre la picadura no es un alérgico al veneno de abeja, ya que en ese caso la situación se complica mucho.

Por curioso que parezca, en la medicina natural también tiene cabida la sustancia que segregan estos insectos a través de su temido aguijón.

Y como con las abejas todo son sorpresas, la utilidad de ese veneno llamado apitoxina es cuanto menos sorprendente. Ya se conocía su uso para realizar productos homeopáticos, pero en la actualidad se ha convertido en un aliado para algunos tratamientos de belleza y para aliviar los dolores de las enfermedades reumáticas.

Pero exactamente, ¿qué es la apitoxina? Se trata de la sustancia que expulsan las abejas obreras  a través de su aguijón cuando se sienten atacadas o para combatir con otras abejas.

Hasta ahí todo correcto y lógico, pero, ¿para qué sirve la apitoxina? Además del uso que le dan los propios insectos para defenderse, los humanos podemos sacar mucho partido a la sustancia en medicina natural.

Hace siglos, la práctica había demostrado que tenía efectos terapéuticos, pero no ha sido hasta hace relativamente poco cuando la ciencia ha demostrado los beneficios de la apitoxina.

Entre ellos destaca que dilata los vasos capilares y favorece la circulación de la sangre, tiene un efecto anestésico local, mejora el funcionamiento del hígado, ayuda a la soldadura de fracturas de huesos, es un agente inmunizante y tiene efectos positivos en el sistema nervioso.

Sin duda un complemento perfecto a los beneficios y propiedades que tiene la miel. 

Por todo ello, la apitoxina tiene un papel fundamental en los tratamientos de apiterapia, es decir, todos aquellos que usan los productos derivados de las colmenas con el objetivo de lograr beneficios para el organismo.

Consolidado en la medicina natural, la auténtica revolución de la apitoxina ha llegado con su aplicación en tratamientos de belleza y estética y en su comercialización a través de productos que están al alcance de cualquiera. Por ello hacemos un repaso de algunos de ellos.

Crema o veneno de abeja

Son varios los laboratorios que han apostado por la crema de veneno de abeja por su efecto de relajante muscular que ayuda a la desaparición de las arrugas. En algunos círculos se considera como el nuevo bótox.

Los resultados tras el uso de la crema de cara de apitoxina son pieles más nutridas, elásticas y suaves.

Pomada de Apitoxina

La artritis y la artrosis son molestas y dolorosas enfermedades crónicas y las personas que las sufren tienen como único objetivo aliviar sus negativos efectos ya que la curación es imposible. Un producto que ayuda a paliar ese calvario es la pomada de apitoxina.

Comprimidos de Apitoxina

Los comprimidos de apitoxina son una alternativa a la pomada aunque sus efectos son los mismos, ya que también ayudan a aliviar las enfermedades que tienen que ver con los huesos, además de actuar como analgésicos y antiinflamatorios.

Parches de Apitoxina

Con los parches de apitoxina sucede lo mismo que con la pomada y los comprimidos. Su objetivo también es atacar los dolores reumáticos y reducir inflamaciones. Los parches en concreto son más aconsejables para las dolencias en el nervio ciático, la conocida como ciática.

Gel de Apitoxina

Los geles con apitoxina están indicados para aplicar en lesiones musculares, esguinces, contusiones, hematomas, tendinitis. Se suelen presentar con un agradable aroma gracias a que contienen aceites esenciales de romero, lavanda, eucalipto, etc.

Queda claro que la apitoxina es un gran aliado de la medicina natural con un sinfín de aplicaciones para otro buen número de dolencias y enfermedades. Incluso es cada vez más habitual encontrar tratamientos que usen la acupuntura con abejas, una práctica ancestral que ya utilizaban los romanos  para combatir las migrañas, y que en la actualidad se emplea para reducir los dolores reumáticos y los provocados por la escoliosis, por poner dos ejemplos.

Fuente: www.universomiel.es