Las antenas… ¿Qué papel juegan en las abejas melíferas?

Cómo y cuándo unir colmenas: manteniendo el vigor y masa crítica en apicultura
23 septiembre, 2023
Comparativa entre cuadros de plástico y láminas de cera: ¿Cuál es la mejor opción para apicultores?
8 noviembre, 2023

Las antenas… ¿Qué papel juegan en las abejas melíferas?

Más allá de un simple órgano sensorial, las antenas son la principal herramienta de recopilación de datos de las abejas, pues engloban distintos sentidos, como el del olfato, el gusto o el tacto, pero también son capaces de detectar el movimiento y la vibración, la temperatura ambiente, la humedad, el dióxido de carbono y la gravedad y velocidad del viento.

Partes de la antena de las abejas

Imagen 1. Morfología externa de la antena de Apis mellifera vista al microscopio electrónico de barrido 40X (Tsujiuchi et al., 2007).

Las antenas están divididas en tres partes principales (Imagen 1). El escapo, que se articula con la cabeza. A continuación, encontramos el pedicelo, un segmento de pequeño tamaño y que, junto con el escapo, se encarga de los movimientos de la antena. La última parte es el flagelo, que a su vez comprende diez artejos en las hembras y once en los zánganos.

Están formadas por al menos siete órganos sensoriales distintos, que se denominan sensilias. Estas están formadas por una o más células conectadas al sistema nervioso central y se encargan de las funciones sensoriales en los insectos.

¿Qué funciones tienen las antenas?

Las abejas no tienen oídos, pero gracias a las antenas, son capaces de percibir los sonidos. En el pedicelo, las abejas tienen un sensor que detecta las vibraciones de las ondas de sonido y del viento, es el órgano de Johnston, y coloquialmente se conoce como el “oído de las abejas”. También lo emplean para el control del vuelo, orientación, detección de campos gravitacionales y electromagnéticos, identificación de otras abejas de la colonia y comunicación con estas. De hecho, se cree que tiene gran importancia en la comunicación entre abejas pecoreadoras durante la danza que realizan (waggle dance) para transmitir la dirección y distancia de la fuente de alimento.

Las antenas también se encargan del sentido del tacto, gracias a sus sensilias mecanorreceptoras son capaces de reconocer su entorno físico y de detectar la forma de las celdas, su profundidad y espesor, imprescindible a la hora de la construcción de los panales.

Además, las abejas tienen sensilias especializadas en la detección de aromas y feromonas. Aunque tienen la lengua para percibir los sabores, también emplean estos receptores para esta tarea. ¿Qué utilidad tiene? Son capaces de detectar el sabor y los aromas de las fuentes de néctar y decidir cuál es la mejor opción para pecorear. De hecho, al igual que para nosotros, algunos olores son atractivos, como los aromas de las flores o, por ejemplo, como insectos sociales que son, las feromonas que emite la reina para modular el comportamiento de las obreras o para atraer a los machos en el momento de los apareamientos. Pero otros olores son repulsivos, como por ejemplo las feromonas de alarma que emiten las abejas guardianas en las glándulas de Nasanov (Imagen 2) ante un peligro y provocan agresividad, o el olor del ahumador que empleamos los apicultores.

 

Imagen 2. Glándulas de Nasanov. Foto: Archivo Pajuelo.

También emplean estos receptores de las antenas para detectar los aromas de las abejas que han muerto dentro de la colmena y de este modo poder sacarlas fuera. Otro ejemplo sería la detección de feromonas de la cría y compuestos no volátiles ante la infestación por varroa o la detección de cría muerta (Imagen 3), lo que daría lugar a un incremento de limpieza frente a enfermedades, característica muy interesante para la mejora genética de nuestras colmenas. También se ha sugerido que la acumulación del virus de las alas deformes (DWV) en las antenas disminuye este tipo de comportamientos (Shah et al., 2009; Mondet et al., 2015).

Imagen 3. Mecanismo hipotético de higiene contra varroa en el que están implicadas feromonas de la cría y compuestos no volátiles. Traducido de Mcafee, 2017.

Además, las abejas guardianas, usan las antenas para reconocer a otras abejas y permitir su entrada en la colmena o detectar invasores y emitir señales de alarma. Por ejemplo, cuando una abeja nos pica, se genera una señal que el resto de la colonia es capaz de detectar a través de sus antenas, y sirve para poner en alerta y atraer a otras abejas a picar donde lo hizo la primera (Imagen 4).

Imagen 4. Lagartija muerta con varios aguijones, atacada para evitar su entrada en la colmena. Foto: Archivo Pajuelo.

Otras funciones de las antenas son la detección de la temperatura, humedad ambiental y concentración de dióxido de carbono. Esta última función sería especialmente importante para detectar si hay depredadores cerca.

En un post anterior ya describimos cómo ven las abejas, pero ¿qué ocurre dentro de la colmena si están a oscuras? Su forma de comunicarse es mediante el empleo de las sensilias que tienen en las antenas, compartiendo información sobre dónde es necesario construir nuevos panales, la ubicación de la miel en el panal, dónde se encuentra la cría para poder cuidarla, etc.

¿Cómo mantienen limpias las antenas?

Como hemos visto, las antenas son un órgano fundamental para la recepción de información, por lo que requieren de una limpieza y mantenimiento regular. Para ello, tienen en su primer par de patas una estructura especial para su limpieza (Imagen 5). Consiste en una muesca curva en la que se introducen las antenas para eliminar la posible suciedad de la superficie.

Es un movimiento que están realizando de manera constante las abejas. Es por ello, que algún autor antiguo confundía este acto con que las abejas se persignaban continuamente.

Imagen 5.  Estructura en el primer par de patas para la limpieza de las antenas (Honey Bee Medicine, 2021).

Fuente: www.latiendadelapicultor.com