Preparación de la colmena para la invernada

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Preparación de la colmena para la invernada

En la apicultura, la operación más importante que se debe planificar durante el año es la preparación de las colmenas para la invernada, que garantiza que el apiario pueda sobrevivir en el invierno y comenzar la primavera de manera óptima.

Las abejas deben estar bien nutridas para entrar en la invernada. Esto se logra almacenando las suficientes reservas energéticas y proteicas (miel y polen) para sobrevivir al invierno y posibilitar un primer ciclo de cría vigoroso en la siguiente primavera.

La falta de nutrición produce colmenas chicas e, incluso, su mortandad. Es necesario asegurar que los dos últimos ciclos de cría al final de la temporada nazcan bien nutridos y con suficientes reservas corporales, tal como se muestra en el gráfico 1.

Gráfico1: Curva de floración estimada de la cuenca del Salado, donde se visualizan las operaciones para la preparación de la colmena para la invernada.

En el último ciclo de cría, el apiario debe tener garantizadas las reservas energéticas y proteicas para generar reservas corporales para pasar el invierno. Esta alimentación permite una supervivencia de las abejas en el período invernal y posibilita la generación de temperatura para la colmena.

Cuando se alimenta el apiario, debemos monitorearlo para determinar la carga de varroa, como también realizar la inspección de la totalidad de las colmenas en búsqueda de loque europea, loque americana y cría yesificada.

La invernada en cámara de cría permite reducir la población al mínimo sin perjudicar la supervivencia de las abejas.

Para realizar una buena preparación de colmenas para la invernada, es necesario:

  • Bloquear la cámara de cría: al producir el bloqueo de la cámara de cría, se genera un corte o, al menos, una disminución de la postura de la reina. Por lo tanto, la última camada de cría no tendrá que alimentar nuevas generaciones, y las proteínas ingeridas a través del consumo del polen serán direccionadas a generar reservas corporales para las abejas invernantes. Además, se acortará el ciclo de reproducción de varroa para que los tratamientos sean más eficientes.

  • Realizar monitoreo y control de varroa: la carga de varroa debe estar controlada durante todo el año, pero es sumamente importante una baja carga después de la cosecha. Si se logra mantener una baja carga de varroa, las abejas lograrán incorporar una gran proporción de las proteínas ingeridas.

  • Contar con un plan de alimentación energético estratégico adecuado: mientras que en la primavera se busca desarrollar el nido de cría, en el otoño se buscará incorporar la cantidad de reservas suficientes para pasar el invierno. El alimento que se incorpore dependerá de la cantidad de reservas que las abejas hayan recolectado naturalmente. Al terminar la cosecha, hay que dejar en la colmena más de seis cuadros de reservas y realizar el bloqueo de la cámara de cría, como se mencionó anteriormente.

  • Realizar una inspección de otoño: inspeccionar la totalidad de las colmenas en otoño para poder determinar la prevalencia de las principales enfermedades, tales como loque europea, loque americana y cría yesificada, como así también monitorear la presencia de varroa y nosema. Esto nos permitirá desarrollar acciones correctivas en el caso que se detecte alguna de ellas. También se deberán identificar las colmenas huérfanas y las zanganeras.

  • Categorizar las colmenas: esta categorización nos puede informar lo que sucede desde que las colmenas entran en el invierno hasta su salida y el arranque primaveral. La categorización se puede realizar una vez producido el bloqueo de las cámaras de cría junto con la inspección del apiario.

 Experiencias en el campo

La intervención en la cuenca del Salado se basa en una red de promotores que trabajan junto a apicultores asociados utilizando una herramienta muy valiosa: los Grupos de Cambio Rural (CR) o Profam y el trabajo en equipo junto a técnicos y Agentes de Proyectos del INTA. Esto ha permitido profundizar el trabajo en el campo y, desde allí, generar una retroalimentación continua con la investigación.

Los siguientes gráficos muestran la información recolectada en 120 apiarios y 4350 colmenas de productores pertenecientes a grupos de CR.

Como vemos en el gráfico 2, los apiarios tienen un 80 % de nivel de población I y II, lo que demuestra un nivel de mortandad muy bajo en el período invernal. El gráfico 3 muestra la prevalencia ideal de enfermedades que deben tener los apiarios que manejan los productores cuando la colmena está ingresando en el período invernal. Si las colmenas están sanas y bien alimentadas, el apicultor no tendrá inconvenientes ni bajas en sus colmenares.

La invernada es un período fundamental porque, desde ahí, nacerán las nuevas generaciones que serán las encargadas del crecimiento de la colmena y de la realización de una buena cosecha.

Fuente: https://inta.gob.ar/