Los 10 errores que un apicultor novato suele cometer

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Los 10 errores que un apicultor novato suele cometer

Los errores proporcionan siempre una oportunidad para aprender. Esta lista permitirá que el nuevo apicultor aproveche la experiencia.

1. Evaluar la salud de las colonias basándose únicamente en el nivel de «tráfico de abejas por piquera»

Observar sus colmenas desde el exterior, con la frecuencia que puedan, para que comprobar si sus abejas están trayendo polen (presencia dentro de puesta de cría) o detener una invasión de hormigas o avispas. También es una buena idea para familiarizarse con lo que es «normal» para sus abejas, en términos de tráfico (el número de abejas que trasiegan dentro y fuera de la colmena), y también en términos de la cantidad de abejas muertas cerca de la colmena. De esa manera se puede reconocer cualquier cambio, siempre y cuando se produzcan de manera diferencial comparándolas con otra colmena.
A pesar de estas posibilidades, la observación desde el exterior no es un sustituto de la realidad interna, por lo que es indispensable la apertura la colmena y el examen de los panales interiores. A menudo, si un problema es perceptible desde el exterior de la colmena, es que ha progresado dentro demasiado para ya ser remediado. Inspeccionar el interior de la colmena, cuando se hace correctamente, permitirá corregir los problemas a tiempo, antes de que el daño vaya a más, y esa acción también dará una gran oportunidad para aprender.
Por esta razón, se recomienda que los nuevos apicultores revisen sus colmenas una vez cada dos o tres semanas, pero no más a menudo que eso, para no causar un estrés excesivo de las abejas y evitar las típicas muertes por aplastamiento o por picotazos. El proceso de apertura de la colmena es estresante para las abejas y perturba las condiciones atmosféricas controladas cuidadosamente por ellas dentro de la colmena, por lo que muchos apicultores experimentados realizan pocas aperturas en las colonias más antiguas y más fuertes. Los nuevos apicultores deben controlar regularmente sus colmenas con fines de aprendizaje, y porque es probable que sus colonias también sean nuevas y menos fuertes.
Nota: Depende del tiempo disponible, del número de colmenas, de lo cerca que esté el colmenar de nuestra residencia, del objetivo de las colmenas.

2. No reconocer la pérdida de una reina.

Una colmena no puede sobrevivir sin su reina, pero es una idea errónea que las colonias que han perdido la suya van a alterar su comportamiento, de manera tan dramática o evidente, como indicando que algo anda mal. Es posible que haya buen tráfico de abejas en la entrada, y después de una inspección, encontrar gran cantidad de miel y abejas en el interior. Pero si se observa con más detenimiento, se entenderá lo que realmente sucede cuando una colonia pierde a su reina. Poco a poco, la población de su colmena se reducirá.
La primera señal será la falta de huevos, a continuación, una falta de larvas jóvenes, y, finalmente, la colonia no tendrá cría en absoluto. Podría parecer contradictorio, pero normalmente se verá un aumento en la miel y el polen, ya que, sin ningún tipo de larvas que cuidar, las abejas se centran por completo en búsqueda de nutrientes, en el pecoreo. Si tu colonia está sin reina durante demasiado tiempo, llegará a un punto de no retorno.
Entonces, ¿qué debe hacer el apicultor novel para controlar la presencia de la reina? Buscar Huevos. Encontrar los huevos, y no hablamos de las larvas o pupas operculadas (coronas de celdas selladas con cera), sino solo de los huevos. Si hay puesta de huevos significa que la reina ha estado activa poniendo cría por lo menos hace tres días, que es la más importante de sus funciones. Comprobar si hay huevos cada vez que se revisa una colmena, y hacerlo dándoles sombra, evitando que los rayos del sol incidan directamente en ellos.

3. Dejar espacios donde no debe haberlos.

Las abejas pueden construir un panal en cualquier espacio vacío que les dejemos. Las cajas de las colmenas y sus cuadros están diseñadas con esta idea, todo encaja para que las abejas solo construyan panales en los lugares que nos conviene a nosotros. Si se usa menos cuadros de los que corresponde al tipo de caja (Langstroth, Dadant, Warré, etc.) o se usa una tapa inadecuada, surgirá el problema de panales donde no debería haberlos…
Siempre hay excepciones a la regla: algunos apicultores pueden preferir usar un marco o cuadro menos en sus cajas de cámara de cría (9 en lugar de 10) o en las alzas mieleras, para dejar más espacio para trabajar durante las revisiones. Mientras el espacio que ocupan los cuadros se distribuya de forma equitativa y respetando el «paso de abeja», esto está bien. Aunque es preferible retirar uno de los cuadros de los extremos y luego revisar con más espacio el resto, devolviendo el cuadro retirado a su lugar antes de cerrar la colmena.
Además, una técnica de alimentación consiste en la colocación de un alimentador en el interior. Pero estos manejos deben ser temporales y corregidos antes de que la colmena quede sin suficiente espacio «natural» para el almacenamiento de miel para el invierno.

4. Recolectar la miel demasiado temprano o en exceso.

Como regla general, no se debe cosechar (tomar, retirar) la miel de una colmena en su primer año. A menudo, pues las abejas no son suficientes todavía para elaborar y almacenar la cantidad en exceso que les permita superar las épocas sin floración, y necesitan cada gota que tienen que el invierno o un verano de sequía. Si tu colonia es fuerte y tiene abundantes panales llenos de miel haz una fiesta, todo ha ido bien para ellas, pero la miel solo será para ti cuando la almacenen en una alza mielera (un alza Langstroth o un alza Dadant, mal llamada media alza). Es devastador perder una colmena que se inicio en el año después de excederse en la cosecha de miel, si quieres tener abejas hay que ser conservador, si quieres más miel puedes comprarla a un amigo apicultor. Buscar el asesoramiento de los apicultores locales sobre cuál es la cantidad de miel que debe dejarse a las abejas en esa región.

5. No alimentar adecuadamente a los nuevos enjambres.

Algunos apicultores alimentan con demasiada facilidad a sus abejas con agua y azúcar, a menudo, en detrimento de sus abejas y provocando debilidad en sus sistemas inmunológicos frente a enfermedades.
Pero en esto también hay una excepción: Cuando se compra o se reproduce un paquete de abejas o enjambre en la primavera, es indispensable alimentar. Los pequeños y nuevos enjambres de abejas están confundidos, débiles, y no tienen suficiente miel. Se necesita un mínimo de un mes de consistente alimentación para intentar fortalecer la colonia. Si no se hace, es probable que la incipiente colmena muera en el otoño, a menos que el apiario esté en una zona especialmente rica de néctar durante la primavera y el verano (algo extraño en el periodo estival).
Si el nuevo apicultor es reacio a alimentar, se recomienda dejar el núcleo-enjambre reposar durante una semana y luego inspeccionar para ver si están construyendo panales e introduciendo polen. Si no es así, es necesario alimentar.
Alimentar bien, de manera saludable a una colmena significa darles miel, polen y propóleos, todo lo demás (agua con azúcar) solo genera falsa excitación de expectativas en las abejas, con nefastas consecuencias de debilidad ante enfermedades. Un buen alimento, y económico, debe contener 2 partes de miel por cada parte de agua, un 10% de polen y un 5% de propóleos. Para ello, es bueno que el nuevo apicultor recolecte polen y propóleos limpios de sus colmenas más fuertes, en pequeña cantidad, o que pida a su apicultor cercano.

6. Colocar colmenas en un lugar problemático.

Al colocar una colmena, hay que tener en cuenta cosas fundamentales y lógicas. Debe cumplir las directrices de las normativas nacionales o regionales en cuanto a las distancias de protección con respecto a zonas habitadas, ganaderas, de ocio o tránsito. También el radio de exclusión entre apicultores. No es una buena idea trabajar duro y sudar para dejar al gusto de uno un colmenar y que tengas que levantar todo lo puesto ante una denuncia. Además, solo deben tener colmenas las personas que se han dado de alta como ganaderos, y como debe recordar el apicultor novato, habrá firmado una memoria veterinaria en la que jura cumplir las leyes, la sanidad y el bienestar animal.
Otra cuestión importante, quizás la primera, es que el colmenar debe estar frente a abundantes fuentes de alimento, con floración en varias estaciones del año y con agua asegurada todos los días.

7. No protegerse adecuadamente.

Los nuevos apicultores tienden a tener un concepto idealizado de lo que es la apicultura. Es posible que hayan comenzado viendo videos de apicultores experimentados de países con otras sub-especies de abejas más pacíficas, que manejan sus colmenas sin traje de protección, y por ello llegan a creer que puede hacer lo mismo. Todos los apicultores profesionales sufren picaduras, pero a veces logran mantener a las abejas tranquilas y saben qué hacer si se portan mal.
Las abejas están influenciadas por muchos factores, irritación, falta de actividad de pecoreo, mal tiempo, la super luna, un vecino que las molestó (pudo ser un ratón o un ataque de avispas). Siempre hay que excederse en la protección, antes de abrir la colmena, volver a comprobar las cremalleras y puntos débiles del equipo, que tanto calor da pero que hay que llevar encima. Y usar el ahumador.
Si el novato ignora esta lección podría poner en grave peligro su salud.

8. La no utilización de su ahumador.

Los apicultores utilizan humo para distraer a las abejas: Hace que las abejas creen que un incendio forestal está cerca y les empuja a atiborrarse de miel por si hay que huir. El humo también bloquea las señales químicas que las abejas se envían las unas a las otras, impidiendo que organicen un ataque defensivo. Hay que procura que el humo huela a algo más que humo, que tenga aromas de plantas cercanas.
A un apicultor nuevo todo esto le puede sonar bastante estresante, por lo que podría optar por no usar el humo en absoluto. Y esto es un error, no se recomienda. Si no utiliza su ahumador, las abejas reaccionarán a la defensiva casi siempre, y al final habrá mas daños en ellas, porque no se quedarán quietas y serán aplastadas durante el manejo y otras muchas morirán tras dejar sus aguijones en los guantes o en el traje del apicultor.

9. Comenzar con pocas colmenas.

Se recomienda empezar con al menos cuatro colmenas, que no dan mucho trabajo y tiene varias ventajas. En primer lugar, cuando se tienen cuatro colmenas se aprende muy rápido, basta comparar como van unas y otras. También se puede poner a prueba las teorías específicas que cada uno trama, en una de ellas.
En segundo lugar, tener cuatro o más colmenas, ayudará en su gestión. Tal vez una esté débil, mientras que otra sea muy fuerte. Entonces se podrá traspasar un poco de cría de la colonia fuerte para ayudar a aumentar la colonia débil. O se podría perder una reina en una colmena y se podrá organizar una reproducción más inteligente que la multiplicación, división, colmena ciega o esas cosas que hacen muchos apicultores que desconocen la biología de las abejas. Tener cuatro colmenas es la mejor opción para mantenerlas con vida en su primer año.
10. Conformarse con un conocimiento limitado de la apicultura.
Hay muchos apicultores que «saben hacer cosas», eso que llamamos ‘manejos’, pero no entienden lo que están viendo cuando están frente a sus colmenas. Su única meta es castrarlas, romperlas (distintas formas feas de llamar al trabajo de cosechar la miel), y les basta con saber que dentro de una caja hay muchas abejas.
Aprender y ampliar conocimientos sobre las abejas es la mejor parte de la apicultura. Si sos apicultor y ves algo dentro de tu colmena que no entiendes, haz una foto, trata de investigar primero en los libros y luego, si acaso, comparte tu información, con la imprescindible foto, con quien te enseñó apicultura o en un foro que no se dedique a insultar a los que empiezan. Hay muchos recursos disponibles: cursos, tutores, libros, documentales y videos serios.

Fuente: infoagro.com.ar