La microbiota intestinal en las abejas ¿Qué papel juega?
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Feromonas en la colmena

Introducción.

Las abejas actúan por instinto: ante un determinado nivel de un estímulo, se produce un comportamiento de respuesta determinado. Es como cuando, ante el fuego, retiramos la mano sin pensarlo.

Una gran parte de esos estímulos son olores, mensajes químicos: las feromonas. Las feromonas son aromas que emite un ser vivo, y que obliga a otros como él a comportarse instintivamente de una cierta manera.

Las abejas utilizan feromonas para comunicar determinados mensajes y forzar comportamientos, de reina a obrera, de reina a zánganos, de obrera a obrera, y de cría a obrera.

Feromonas de las reinas.

Las reinas producen varios tipos de feromonas:

  • Sexuales: cuando están sexualmente maduras. Indican a los machos su disposición al apareamiento. Las reinas recién nacidas tardan unos 5-6 días en alcanzar la madurez sexual. A partir de entonces, y entre los 8 y los 20 días siguientes, la reina emite feromonas sexuales, está en celo, pudiendo cubrirse con entre 15 zánganos de media en la zona Norte y unos 20 en la Sur de nuestra península. Si en ese periodo hace mal tiempo, o no emite suficientes feromonas, se fecundará con pocos zánganos y la colmena se volverá zanganera enseguida.

  • Mandibulares: producidas principalmente en las mandíbulas, su producción es mayor en las reinas jóvenes fecundadas. Las reinas vírgenes y las viejas producen menos. Se reparte por el aire de la colmena, sobre todo en la proximidad de la reina, y además, pasa a las obreras en el intercambio de comida boca a boca (trofalaxia).

Esta feromona provoca en las obreras varios comportamientos, imprescindibles para el buen funcionamiento de la colonia:

  • Agrupación: Hace que las obreras se concentren alrededor de la reina

    • No desarrollo de ovarios en las obreras. Cuando falta, algunas obreras comienzan a desarrollarlos, y pueden acabar poniendo huevos si la colonia no cría rápidamente una reina nueva. Lo normal es que al estímulo de las feromonas de la reina nueva fecundada (que comenzará a poner un mes después de fallar la anterior) esos ovarios vuelvan a atrofiarse.

    • No cría de reinas. Sobre todo, producida por reinas jóvenes fecundadas; cuando se hacen viejas disminuye su emisión y la colmena tiende a cambiar de reina o a enjambrar. Esta falla también se produce cuando el número de obreras crece por encima del límite de actuación de la feromona emitida, lo que desata el comportamiento de enjambrazón.

Feromonas de las obreras.

Las obreras también producen varios tipos de feromonas:

  • De las glándulas de Nasanoff: emitida por la glándula de ese nombre, situada en el penúltimo anillo dorsal, y claramente visible, sobre todo en primavera, cuando hay más abejas jóvenes, en las piqueras, después de una perturbación en la colonia (ahumado, manejo…). Orienta a las obreras hacia su colonia, y cohesiona el grupo de abejas durante la enjambrazón, porque, aunque tiene una base aromática común, cada colonia ajusta su composición a una mezcla de sustancias químicas ligeramente diferente, que la individualiza.

    Está formada por 7 compuestos, los mayoritarios son citral y geraniol, que entran a formar parte de la casi totalidad de los cazaenjambres del mercado.

  • De las glándulas de Arthart: emitida por las glándulas de ese nombre situadas en las patas. Marca la piquera identificando la colmena para las obreras. Actúa en sinergia con la glándula de Nasanoff, potenciándose mutuamente.

  • De alarma: en el aparato venenífero, completa el sistema defensivo de la abeja, marcando como diana de su agresividad la zona donde ha habido picada. Algunas abejas de algunas colmenas también la pueden dispensar con las alas, por eso, a veces, podemos oler el veneno al manipularlas. Hay más producción de esta feromona en las abejas viejas, mayores de 28 días, y con temperaturas altas. Es una mezcla de 15 componentes, el mayoritario es el acetato de isoamilo.

  • De inhibición del pecoreo: producida por las abejas viejas, que provoca en las abejas jóvenes un retraso en el momento en que comienzan a salir al campo, graduando así la relación nº de abejas viejas/nº de abejas jóvenes. Cuando no hay entrada de néctar más abejas jóvenes pasan a ser viejas y al pecoreo.

  • De la danza: producida por las abejas que localizan una fuente de alimentos y danzan en los panales, para indicar su posición a las otras. Hace que las pecoreadoras se sientan estimuladas a ir a por comida.

    Está formada por la mezcla de 4 componentes.

Feromonas de las crías.

  • De las crías jóvenes: emitidas por las crías jóvenes, obliga a las obreras a alimentarlas. Su composición es diferente según la produzca una larva de obrera, reina, o zángano. Está formada por una mezcla de 10 ácidos grasos. Sus diferentes acciones sobre las obreras son:

    • Activa la producción de jalea real en las glándulas hipofaríngeas

    • Regula la cantidad de alimento a recibir

    • Parece tener efecto sobre el comportamiento higiénico (eliminación de crías enfermas) y el canibalismo (reciclado de las larvas menos viables en caso de mala nutrición)

  • De las crías maduras, a punto de opercular: activa el operculado de las celdillas por parte de las obreras. Esta es identificada también por varroa, y es lo que la guía a entrar en las celdas con larva a punto de opercular para realizar su ciclo de reproducción.

Este es un campo en el que aún se están realizando estudios. Aún queda mucho por saber, este es solo un resumen de las feromonas más importantes y sus principales efectos en la regulación de los complejos equilibrios que marcan las relaciones internas de las colonias, y que les han permitido sobrevivir durante millones de años.

Los niveles actuales de conocimiento han permitido ya desarrollar preparados comerciales de las hormonas mandibulares de reina, para su uso en el transporte de enjambres de abejas sin reina; con ello las obreras no perciban la ausencia de reina, lo que las hace permanecer más tranquilas y ser más manejables. Se usan también para formar paquetes de polinización sin reina.

También existen en el mercado preparados de feromonas de cría joven de obrera, para activar el pecoreo de polen por las obreras adultas y aumentar la polinización, sobre todo en invernaderos. Usándola en ensayos de campo se ha conseguido aumentar la cosecha de polen de jara entre un 18 y un 23 %.

Sin duda, con el tiempo, veremos nuevos desarrollos de los usos de estas feromonas. De momento nos permiten entender mejor a este maravilloso insecto que nos ocupa.

Fuente: www.latiendadelapicultor.com