Abejas gordas: la importancia de la proteína en la abeja

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Abejas gordas: la importancia de la proteína en la abeja

LA VITELOGENINA: ABEJAS GORDAS

Muchos piensan que las reservas de proteínas para pasar el invierno permanecen en forma de polen en los panales, pero lo cierto es que las abejas no acumulan polen para sus necesidades por más de cinco o seis días, y, en realidad, las reservas de proteínas de la colonia están en su organismo en forma de grasa. Se las denomina proteínas corporales. Esto se realiza principalmente bajo la forma de un compuesto llamado vitelogenina.

Esto es tan cierto que las abejas de primavera y de verano no tienen sus reservas de grasa desarrolladas, mientras que las de otoño acumulan en su tejido adiposo una importante cantidad de proteínas con las que, después de sobrevivir al invierno, serán capaces de generar el alimento necesario para la nutrición de las primeras larvas de la primavera. Con esto, queremos decir que, aunque las abejas sean viejas cuando llega la primavera,  son perfectamente capaces de asumir el papel de nodrizas, incluso ante la ausencia de polen. Este fenómeno es posible solo cuando las abejas pueden utilizar sus reservas de grasas y las proteínas contenidas en sus cuerpos adiposos. Esta es la razón de la  importancia de la vitelogenina, que es la que permite desarrollar este comportamiento.

Abeja con reservas de grasa desarroladas (derecha) frente al de una abeja pecoreadora con cuerpo graso reducido (izquierda).

Resumiendo, el hecho de tener generosas reservas corporales de grasa se traduce en una mayor resistencia a la invernada y en una mayor capacidad de producción de jalea real en el inicio de la siguiente primavera por parte de las abejas viejas que han pasado el invierno. Por tanto, dicho de una manera banal, la clave del apicultor va a ser lograr tener “abejas gordas”.

La ausencia de polen: déficit de proteína. Estrés en la colmena

La presencia de feromonas de la cría producidas por las larvas jóvenes estimula la recolección de polen, por lo tanto, los apicultores que ven muchas abejas cargadas de polen entrando en la colmena pueden asumir, en líneas generales, que la colonia tiene una buena reina con abundante cría.

Lo que el apicultor debe entender es que la verdadera nutrición de la colonia viene del polen. Este proporciona la proteína, los lípidos (grasas), las vitaminas, los minerales y los microelementos que las abejas necesitan para su crecimiento y su salud. Es un pilar imprescindible en la nutrición de las abejas: la proteína es la clave de la alimentación. Alimentar solo con jarabe nos ayuda a estimular y, a su vez, a ahorrarles a las abejas gran parte del esfuerzo que supone la recolección de néctar y permitirles centrar sus energías en otras tareas, como construir y estirar panales o mantener la temperatura del nido de cría, pero este alimento no es suficiente. Según apunta Randy Oliver, alimentar una colonia solo con jarabe, sin un suplemento de polen, puede ser contraproducente, ya que las abejas pueden verse obligadas a utilizar sus propias reservas de vitelogenina.

Principales síntomas de la escasez de alimentos:

Primera Fase

  • Disminución de la producción de jalea real.

  • Cese de la cría de zángano y disminución o cese de la de obrera.

  • Uso de reservas corporales (vitelogenina).

Segunda Fase

  • Extracción de proteínas y grasas de los tejidos menos vitales: músculos, intestinos.

  • Fallos hormonales y de defensas.

  • Disminución de tamaño y daños corporales.

Fase terminal

  • Instinto de recolección de falsos pólenes: piensos animales, harina, aserrín.

  • Muerte.

Uno de los indicadores más confiables para identificar el déficit de proteína es mirar de cerca a las larvas para ver la cantidad de jalea que las abejas están colocando alrededor de ellas, tal como observamos en las imágenes:

 

Cuando hay escasez de alimento. Las nodrizas reducen la cantidad de jalea real que depositan en las celdas de las larvas. Esto se le llama "cria seca".

“CRIA SECA”.Cuando hay escasez de alimento. Las nodrizas reducen la cantidad de jalea real que depositan en las celdas de las larvas.

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“CRIA MOJADA”. Por otra parte, las nodrizas que tienen una buena nutrición inundarán las larvas con abundante jalea. Foto tomada por Randy Oliver durante un periodo de escasez de polen inducido por la sequía en septiembre, habiendo suministrado tortas proteicas durante 10 días. Las nodrizas respondieron favorablemente, como lo demuestran las larvas que ahora “nadan en jalea”.

 

Las colonias que exhiben “cría seca” suelen ir decayendo o acaban sucumbiendo por enfermedad. Por lo contrario, las colonias con “cría mojada”, cuyas larvas nadan en abundante jalea real, tienden a prosperar y son capaces de hacer frente a los parásitos, los patógenos y los plaguicidas.

Además, se ha demostrado que la calidad de la jalea real depende directamente de los niveles de vitelogenina de las nodrizas. No nos cansaremos de repetirlo: hay que buscar mantener dichos niveles siempre altos.

Incluso, con solo unos pocos días continuados de lluvia se puede producir una pérdida casi total del polen almacenado, y, de esta manera, se obliga a las nodrizas a utilizar sus reservas de vitelogenina. Cuando se produce un déficit, y bajan los niveles de proteína, las nodrizas abandonan a las larvas más jóvenes y se centran en alimentar solo a las que están a punto de opercular. Cuando los niveles de proteína descienden aún más, las nodrizas canibalizan los huevos y las larvas como recurso de supervivencia. La proteína recuperada de la “canibalización” se recicla en jalea. Las nodrizas, cuando se encuentran en esta situación “bajo el mínimo” realizarán el operculamiento de las larvas en forma prematura, y los tiempos se acortarán, lo que terminará siendo un problema en el futuro, ya que nacerán abejas con peso corporal bajo.

Una diversidad de colores en los pólenes almacenados suele indicar una variada y óptima nutrición.

¿Cuándo alimentar con suplementos proteicos?

La mejor solución para una alimentación proteica es obviamente la natural, es decir, el polen. Esto lo confirman los estudios de Randy Oliver, quien, después de realizar varios ensayos de campo, llegó a la conclusión de que no hay beneficios al alimentar con tortas proteicas si hay polen disponible en el campo. Es una pérdida de tiempo y de dinero. De hecho, cuando tienen polen afuera, tardan más en ingerir las tortas (en algunos casos, apenas las comen), y no se evidencia ninguna diferencia ni mejoría en las colonias que fueron alimentadas con tortas proteicas cuando existe abundante polen en el campo. Lanzar unas colmenas con alimento artificial es muy costoso en términos económicos porque consume tiempo y combustible todas las semanas. Por consiguiente, no es para hacerlo a la ligera. Debemos saber cuándo y cómo.

Ningún suplemento puede sustituir totalmente el polen, sino complementarlo. Así como se utiliza el jarabe ante la ausencia del néctar para completar la alimentación energética en ciertos momentos, también hay períodos en los que la alimentación proteica no existe en la naturaleza, y es cuando deberemos echar mano de las famosas tortas proteicas. Existen mil fórmulas para prepararlas en casa, y también se encuentran disponibles para la venta.

La pregunta es la siguiente: ¿cuándo deberemos alimentar con tortas proteicas? Es evidente que cuando haya escasez de polen y la colmena lo demande. Eso se produce en varios momentos clave durante el año, de acuerdo con nuestro calendario y floraciones:

  1. Cuando la colonia va a entrar a la invernada, después de haber sufrido un gran desgaste en el seco y caluroso verano. En este momento, comienza a declinar la postura, y las abejas obreras necesitan acumular proteínas para prolongar su juventud —la capacidad de segregar jalea real— hasta la primavera siguiente.

  2. Al inicio de la temporada, ya que, como hemos dicho anteriormente, estas abejas longevas alimentarán larvas, que, al nacer, deberán consumir mucho polen para volver a alimentar a una gran cantidad de larvas de abejas, que, a su vez,  multiplicarán el nido y producirán las abejas para la nueva zafra. Más adelante, en plena cosecha, deberán hacer un trabajo extra que consumirá esa reserva de proteína corporal. Si falta polen, o si el que hay no contiene todos los nutrientes, las abejas no podrán cumplir con todos los pasos enunciados, se debilitarán, y sus vidas se acortarán, con el agravante de que estarán expuestas a contraer enfermedades.

  3. Cuando hacemos divisiones o núcleos con la finalidad de multiplicar las colonias, se produce un rápido desarrollo del nido y, como consecuencia, una gran demanda de proteínas.

Fuente: https://www.latiendadelapicultor.com